Para el hemisferio norte, la llegada de octubre supone irse despidiendo del verano. Guardamos los trajes de baño, lavamos las toallas de baño, le aplicamos productos al agua de la piscina y sacudimos la arena de todos nuestros bolsos. Pero ¿alguna vez te pusiste a pensar que deberíamos hacer lo mismo con nuestra piel?
Tal vez pienses que el verano solo te otorga momentos divertidos, relax a la orilla del mar o un bronceado espectacular, pero también puede dañar nuestra piel si no se le dan los cuidados pertinentes. Te contamos todo sobre esto y cómo recuperar nuestro cuerpo y cuidar la piel después de las vacaciones.
¿Qué le hace el verano a nuestra piel?
El verano puede ser la estación favorita de muchos, pero desde luego que no es la favorita de tu piel. En las vacaciones, nos exponemos a muchas situaciones que repercuten en la piel. Primero, el calor aumenta la transpiración, lo que puede llevar a obstrucción de poros y producir brotes de acné.
¿Y qué hacemos cuando tenemos calor? Nos metemos al mar o a la piscina. Tanto la sal como el cloro pueden resecar la dermis e irritarla, causando picazón. El viento de la costa tampoco nos beneficia y la arena caliente puede provocarnos ampollas.
Pero lo más peligroso es el sol. En regiones cercanas al ecuador, como México, el sol está mucho más cerca que en el resto del planeta. Esto significa que los rayos UV son más intensos, aumentando el riesgo de quemaduras dérmicas. Además, en las playas mexicanas, el reflejo del sol en el agua puede hacer que el daño sea peor.
Por último, pero igual de importante, en verano y en vacaciones solemos comer comidas menos saludables, como frituras, carbohidratos o grasas, e incrementar nuestra ingesta de bebidas alcohólicas. Eso también repercute en la estética de nuestra piel y uñas.
Volviendo a casa: evaluación de daños
Ahora que ya sabemos todas las situaciones del verano que perjudican a nuestra piel, pelo y uñas, es momento de hacernos cargo y volver lentamente a cómo éramos. Pero, para recuperarnos, primero debemos saber en qué estado nos encontramos.
Te recomendamos mirarte al espejo antes de ducharte o vestirte e inspeccionar tu piel. ¿Hay quemaduras solares, acné, pecas, manchas…? ¿O tu piel luce opaca y sin vida? ¿Tu pelo o uñas están quebradizos? Hacer un control de daños es buena idea para conocer cuál es el problema que te incomoda o, si son muchos, establecer un orden de importancia.
Es importante resaltar que el sol puede producir cáncer de piel, por lo que si descubres algún lunar irregular o mancha oscura que antes no tenías, siempre debes consultar a tu dermatólogo.
¿Cómo cuidar de nuestra piel después del verano?
Enfocándonos en la cara
La piel del rostro, al ser más delicada, es la que más sufre luego del verano. Desde casa, podemos tener una rutina diaria para recuperar su brillo. Pero primero, hay que tener en cuenta que todos los productos que usemos deben estar aprobados dermatológicamente por el estado. Además, es mejor evitar aplicarnos alimentos naturales o líquidos que no sean para la piel, como el azúcar, limón o alcohol etílico, ya que pueden ser perjudiciales y hacer un daño peor.
Lo que sí podemos hacer dos veces al día es usar un limpiador apto para nuestro tipo de piel y sumar una crema facial hidratante. Una vez a la semana, podemos realizar una exfoliación suave y aplicar una mascarilla que hidrate en profundidad. A la vez, es muy importante incrementar el consumo de agua, volver a nuestros hábitos saludables y utilizar protector solar todo el año.
¿Y qué pasa con el cuerpo?
Una de las cosas del verano que más extrañamos en invierno es nuestro bronceado. Aunque siempre debemos exponernos al sol con protector, nada impide que nuestro color de piel se aclare después de unos meses.
Para preservar nuestro bronceado por el mayor tiempo posible, hay que enfocarse en la piel. Y esto significa que debes cumplir una serie de cuidados, similares a los del rostro. Se recomienda hacer una exfoliación suave una vez a la semana para lograr un color homogéneo y eliminar las células muertas, evitando que la piel se pele. Luego, es importante hidratarnos con cremas corporales para piel seca. Además, el agua de la ducha debe ser tibia o fría: la caliente puede resecar la piel y apresurar la pérdida de color.
Encomendándonos a los expertos: tratamientos en Homme
Lo mejor que podemos hacer para cuidar nuestra piel en verano y después de éste, es ir con profesionales. En Homme, podrás encontrar tratamientos faciales, tal como limpieza profunda, tratamiento bactericida para el acné, hydra blue, entre muchos otros.
Los tratamientos corporales de verano no se quedan atrás: aunque los solemos relacionar con tonificación o masajes, también los hay para limpiar e hidratar la piel. Normalmente, se suele tratar la espalda, que es una zona propensa a tener brotes de acné o dañarse por el sol.
A la vez, no siempre le prestamos la atención que necesitan nuestras uñas, tanto de las manos como de los pies. En el imaginario colectivo, está presente que solo las mujeres se cuidan las uñas y que la manicura o pedicura siempre implica esmalte. Esto no es así: en Homme, puedes obtener cuidados y masajes de manos y pies, con o sin parafina, para recuperarte íntegramente del paso del verano.
Homme es especialista en estética masculina y ofrece un servicio de primer nivel. Con las cabinas individuales, la privacidad de cada persona está garantizada.
¡Prepárate para el verano que viene!
¡Tal vez te sientas triste por el fin del verano, pero no todo es pérdida! Recuerda que este es el momento justo para iniciar tratamientos dérmicos, ya que muchos implican esconderse del sol. Entonces, deberías ir sacando turno para llegar al verano siguiente como siempre soñaste. ¿Ya has considerado empezar la depilación permanente y olvidarte de la rasuradora?
¡En toda estación del año, Homme estará ahí para acompañarte!